No me caben dudas que esta sociedad en la que me toca vivir propicia el consumo, enaltece a la juventud, la pura imagen y el tan mentado “éxito”.
A los que hemos llegado a la madurez de la vida (gays o no), algunos sectores sociales y no pocas veces, nos ubican en una categoría inferior, como si envejecer fuese algo malo, ya que nos educan con idea de eternidad y juventud ligada a belleza eternos… Los que como yo pertenecemos a una generación (tercera edad), el ser “diferentes” nos ha llevado a muchos, si no a la carcel, por lo menos a algún tipo de exclusion social, llamese bulling dentro del grupo familiar, escolar, etc. Esto que digo y que parece tan lejano no lo es, y
a nadie se le escapa que aún hoy persisten sectores de la sociedad en donde reina la homofobia disfrazada de “tolerancia”.
Me he preguntado infinidad de veces cómo transcurren los días de un jubilado gay en esta ciudad… ¿Estarán integrados con el resto de la sociedad? ¿participan de eventos culturales? ¿o estan frente a la pantalla del televisor viendo las basuras que nos quieren hacer tragar los impresentables de siempre ostentosos de poder?
Si este mensaje llega a aquellos que por una razón u otra sufren de soledad, marginación o exclusión os invito a una reflexion que es la mía al día de hoy…
A mí la idea de envejecer no me asusta; sí en cambio la de ir a parar a una institución con personas anónimas, de las que no conozco su pasado ni su presente ni sus inquietudes…Y cómo evitar esto, si no es a través de proyectos de cohousing que acojan al colectivo LGTB.
Me encantaría que, como yo, los seniors gays se entusiasmasen en proyectos ínter generacionales y de diversidad en orientación sexual, justamente para salir del ostracismo y de la exclusión que, seguramente, esta internalizada en los gays de mi generación.
El concepto de vivienda colaborativa altenativo y sostenible en propiedad o alquiler, supone un modelo atractivo para cualquier grupo de individuos que esten interesados en buscar soluciones frente a la incertidumbre de un futuro en donde la vejez se prolonga y la alternativa es ir a parar a instituciones, llámense residencias o asilos, alternativa que muchos entre los que me incluyo no queremos.
Este proyecto habitacional cooperativo se destaca por sobretodo tres principios básicos: la autogestión, la autonomia y la ayuda mutua, de modo que lograr una convivencia armónica y solidaria en donde se respeten los estilos de vida de cada quién, y a la vez participativo en tareas afines.
Solo así, creando estos espacios, que en otras latitudes llevan años de experiencia, podremos lograr una vejez digna que es la que merecemos.
Por último deciros que la tarea recién comienza, que hay mucho por hacer y que la unión hace la fuerza, de modo que cuanta más participación haya en esta lucha reivindicativa mayores serán los logros.
Enzo Navone, hijo de diferentes vientos y tierras