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El modelo de cohousing de Jubilares
Cohousing Icono web

¿Qué es un jubilar?

El nombre de esta entidad hace referencia al modelo de cohousing que proponemos: el jubilar. La definición de jubilar es muy sencilla: una comunidad autogestionada de personas mayores que viven en un entorno diseñado por ellas mismas.

Nuestro nombre, Jubilares, es en sí mismo una declaración de intenciones: es la suma de los términos latinos iubilare (gritar de alegría) y lar (hogar, dios protector del hogar).

Reunión de una comunidad de personas mayores

Jubilares propone un modelo de cohousing en el que la prioridad es la formación de la comunidad, entendida como un grupo capaz de apoyarse mutuamente y dar seguridad, abordando colectivamente sus iniciativas vitales y resolviendo eficazmente sus conflictos.

Nuestra metodología se basa en una secuencia de dinámicas de grupo cuya finalidad es capacitar a la comunidad para que pueda llevar a cabo cada una de las fases del largo y complejo proceso para crear un cohousing:

  • Expansión y fortalecimiento del grupo.
  • Diseño del complejo.
  • Organización y normas de funcionamiento.
  • Mudanza y gestión de la vida cotidiana, etc.

Nuestro modelo se basa en comunidades...

Comunidad intencional

Intencionales

Surgen de la voluntad y la intención de vivir juntas de un grupo de personas. En el caso del cohousing sénior, esa voluntad está ligada al deseo de vivir una vejez más activa y con una vida comunitaria intensa, con vínculos significativos.

Grupo personas mayores

Con sentido

Siguen los principios del envejecimiento activo y desde el proceso de creación, tienen como principios básicos la participación, la seguridad y la salud para lograr la independencia y la autonomía del individuo, así como el desarrollo de vidas con sentido.

Compromiso personas mayores

De cuidados

Cuentan con estrategias de apoyo mutuo y cocuidado para que sus miembros puedan vivir también en situaciones de dependencia. Para ello siguen el modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP).

Conoce la experiencia del Jubilar Villa Rosita

El proceso de creación de las comunidades de cohousing por las que apuesta la Asociación Jubilares se caracterizan por:

Participación hasta la autogestión:

Un cohousing no es una promoción inmobiliaria. Es una iniciativa de sus miembros que la gestionan de principio a fin. Por eso es tan importante profundizar en las relaciones de la comunidad y dotarse de herramientas que permitan trabajar colectivamente.

Diseño específico, intencionado y amigable:

A medida de las personas cooperativistas (de su estilo de vida, aficiones, hábitos, objetivos sociales, etc.), accesible, adaptable a cualquier nivel de dependencia con intervenciones menores y sostenible desde el punto de vista medioambiental.

Equilibrio entre lo privado y lo colectivo:

Un cohousing no es una comuna. Junto a los espacios privados, cada miembro gestiona su economía y sus asuntos personales como desee.

Áreas comunes como “extensión” de la vivienda:

Un cohousing combina viviendas privadas con espacios para la convivencia pensados por la comunidad a la medida de su proyecto de vida. Los espacios comunes fomentan la socialización interna, al tiempo que pueden estar abiertos al exterior, a la comunidad (barrio, pueblo) en la que se ubique el cohousing.

Proceso de creación de las comunidades de cohousing:

Poner en marcha un cohousing no es una tarea sencilla ni rápida. Requiere de la voluntad, esfuerzo y capacidad de diálogo de un grupo de personas para ponerse de acuerdo, repartirse tareas y roles y desplegar un sinnúmero de acciones que tienen que ver con la dimensión comunitaria, legal, económica, arquitectónica, etc. de su futuro cohousing.
Tras más de una década investigando la experiencia acumulada en otros países y acompañando a comunidades de cohousing, la Asociación Jubilares
cuenta con una metodología para facilitar este proceso.
Nuestra propuesta metodológica se basa en el Método Nielsen, creado en Dinamarca específicamente para la formación de cooperativas de cohousing sénior, y que ha sido ampliamente utilizada en Europa y América.

Jubilares propone un enfoque de los cuidados basado en el Modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona.

Contamos con una metodología desarrollada para ayudar a las comunidades a reflexionar y planificar conjuntamente cómo quieren cuidarse a lo largo del proceso de creación de la comunidad (p.e. dotándose de herramientas de gobernanza adecuadas y prestando atención a que la toma de decisiones permita escuchar todas las voces y llegar a decisiones que refuercen al grupo) y, también, una vez que estén conviviendo y puedan presentarse situaciones de dependencia..

Ofrecemos herramientas para ayudar en el diseño de estrategias de apoyo mutuo y cocuidado, que contemplen todas las dimensiones de los cuidados de larga duración: identificación de los recursos necesarios (personales, familiares, comunitarios, profesionales), previsión económica, reflexión espiritual, etc.

Un jubilar tiene prevista una estrategia de atención sociosanitaria domiciliaria. Se fundamenta en un primer compromiso de cuidado mutuo por parte de la comunidad, que ella misma diseña con el alcance que sus miembros desean asumir. La atención profesional, en su caso, se basa en un modelo como el que cualquier otra persona puede necesitar en su domicilio cuando sobreviene un episodio de enfermedad o dependencia. Una atención especializada, pero «sin bata«, integrada en la vida cotidiana.

Esta asistencia se plantea y coordina siguiendo los principios de la Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP) de la mano de la Fundación Pilares para la autonomía personal. Es un modelo que cuenta con la participación de la persona usuaria y respeta en todo momento sus decisiones. Su alcance incluye todos los niveles de dependencia.

Los vecinos y vecinas de un jubilar siguen utilizando sus servicios médicos habituales, públicos o privados, pero en paralelo cuentan con el seguimiento y asesoramiento de una persona profesional, la Gestora o Gestor AICP, que aconseja en cada momento sobre qué asistencia conviene conseguir, y coordina el equipo multidisciplinar que incluye tanto a la persona receptora de atención como a la comunidad.

La labor del gestor o gestora comienza con la prevención: el seguimiento se realiza desde el momento en que comenzamos a vivir en el jubilar. Sus consejos incluyen aspectos sanitarios pero también sociales. Puede aconsejar tanto actividades, hábitos saludables, asistencia con las labores domésticas o ayudas técnicas en casa como la necesidad de cuidados sanitarios domiciliarios. No hay imposiciones, la decisión final está siempre en manos de la persona.

De acuerdo al principio de continuidad de los cuidados, según las circunstancias se contará con más o menos recursos (o se contratarán, en su caso, más o menos servicios), de forma que gracias a este tipo de atención y el entorno físico y social del jubilar, que lo posibilita, puedo seguir en mi casa hasta el final.

Al contrario que en otros modelos residenciales no existe una cartera mínima de servicios. La comunidad emplea los recursos públicos o privados que existan en la actualidad en torno al jubilar, así como los que haya decidido poner a disposición de sus miembros. Estos pueden incluir labores de voluntariado, formación, fondo solidario, banco de tiempo, actividades terapéuticas autogestionadas, etc. En cada momento cada vecina/o contrata únicamente los servicios que desea, para cancelarlos cuando ya no son necesarios. Además, al estar juntos, es natural compartir servicios para conseguir que resulten más económicos.

Más información acerca de la Atención Integral y Centrada en la Persona:

El cooperativismo y la apuesta por organizaciones en comunidades de vecinos de estrecha relación para apoyarse mutuamente tienen una larga historia, que arranca en el siglo XIX. Más recientemente, en el último cuarto del siglo XX y ante el decaimiento de las relaciones vecinales en las ciudades surgen experiencias de comunidades que optan por recuperar modelos de relación más estrecha, si bien en países como Holanda, Suecia o Dinamarca nunca desaparecieron del todo.

En 1987 se conforma el primer Senior-bofællesskab en Dinamarca, llamado Midgården, formado por 18 apartamentos y zonas comunes. Pronto se
percibe la idoneidad de este tipo de organización para comunidades de mayores y comienza su proliferación. En 1995 se instaura el método Nielsen, con el que sacaron adelante 60 comunidades de mayores en tan solo 5 años. Hoy en día hay más de 200 en Dinamarca. En Holanda las comunidades de mayores se aliaron con las multigeneracionales, de gran tradición en el país, para formar una red de «comunidades con intención». Cuentan con más de 200 comunidades de mayores en marcha. En Reino Unido y Norteamérica este modelo se desarrolla bajo el nombre de Cohousing, con múltiples ejemplos tanto intergeneracionales como de mayores (Senior-Cohousing).

 

¿Cómo se hace un jubilar?

Metodología Jubilares - infografía

10 características de un jubilar

Otros modelos tienen alguna de estas características... pero no todas simultáneamente:

1.

Participación en el proceso: un jubilar (o cohousing sénior) no es una promoción inmobiliaria. Es una iniciativa desarrollada por sus futuros/as residentes. Por eso es tan importante profundizar en las relaciones de la comunidad y dotarse de herramientas que permitan trabajar colectivamente. La recompensa es el afianzamiento de lazos gracias al proyecto común y el sentimiento de orgullo de haber construido algo que es interesante y beneficioso para sus miembros y para su entorno social y familiar. Este espíritu se transmite a los/las nuevos/as vecinos/as y hace que el jubilar funcione como tal muchos años después de su creación.

2.

Diseño específico e intencionado: se lleva a cabo el programa que proponen las personas copartícipes, en el que pueden influir aficiones concretas, creencias o hábitos culturales. Además, el edificio es "amigable", esto es, más que accesible o adaptado: es un entorno de gran calidad ambiental, y adaptable para cualquier nivel de dependencia con intervenciones menores. También influyen en el diseño las intenciones y objetivos sociales que tienen los residentes del Jubilar, pues ese programa puede intergarse y definir parte del complejo. En definitiva es imposible que un promotor inmobiliario pueda “ofrecer” un producto tan adaptado, específico y rico en contenido como el que es capaz de proponer el propio grupo de mayores.

3.

Áreas comunes como “parte o suplemento o extensión” de la vivienda: las áreas comunes son el corazón del jubilar. Sirven al modelo de convivencia que diseñan los vecinos y a las recomendaciones derivadas de la AICP, y son la herramienta más importante para luchar contra el aislamiento y la soledad. Pero además son la extensión de la vivienda privada. En un jubilar las zonas comunes están abiertas y a disposición de todos pues se llevan a cabo de acuerdo con sus intereses y todos saben por qué y para qué se han hecho. Al principio hay quien piensa que se muda a un piso más pequeño. Luego comprueba que con menos metros cuadrados tiene una vivienda mucho mejor preparada para recibir invitados o llevar a cabo actividades que no podía realizar en su vivienda anterior. Las zonas comunes son el valor más seguro y más atractivo.

4.

Gestión total de los residentes de su comunidad: un jubilar no es una institución (residencia o vivienda tutelada). Sus vecinas/os llevan la gestión de su jubilar, que no es muy distinta de la de una comunidad de vecinos convencional. Posee, eso sí, una importante seña de identidad: quienes hacen un jubilar quieren ser buenas/os vecina/os. Es fácil imaginar la enorme fuerza que tiene la coincidencia de este principio. Además, la gerontología moderna se basa en la independencia y la autonomía de la persona como base de su dignidad como ser humano. La comunidad contrata los servicios que desee a distintos agentes especializados que se ponen al servicio de las decisiones de la comunidad.

5.

No tiene una estructura piramidal: no hay jefes. No hay dirección médica o gerente. Es una comunidad de vecinas/os que organizan más cosas conjuntamente que en una comunidad al uso. El gestor de AICP de cada jubilar no puede ordenar a sus integrantes hacer lo que no desean.

6.

La economía de cada usuario permanece en el ámbito privado: no es una comuna. Sus habitantes toman decisiones sobre gastos comunes, cómo afrontarlos y con qué grado de solidaridad compartir los gastos asistenciales, si aparecen, desde sus posibilidades individuales, como una comunidad de vecinos-propietarios. No obstante, un jubilar es una cooperativa sin ánimo de lucro y, como tal, puede conseguir ayudas o hacer convenios; colectivamente puede conseguir las ayudas económicas a las que tenga derecho.

7.

Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP): la AICP aconseja sobre hábitos saludables, supervisa el diseño propuesto por la comunidad y también los cuidados sanitarios cuando se necesitan y, dado que el gestor o gestora conocerá durante largo tiempo a quienes viven en cada jubilar, podrá ayudar a las personas mayores a tomar decisiones con su entorno afectivo. En todo caso, y si llega, hablamos de una asistencia a demanda, “sin bata”, integrada en la vida cotidiana. La AICP es a medida e individualizada.

8.

Jubilares se configura como una gran asociación en RED: esta red estará formada por los distintos jubilares y ayudará a que las personas puedan intercambiar su vivienda si han de mudarse y a otras apuntarse a grupos ya formados o en formación. La entidad fomentará el intercambio de conocimientos, será el lugar donde puedan encontrarse gentes remotas que quieren coincidir y aprovechar la fuerza común para la mejora del modelo. También quiere ser parte del modelo internacional (Senior cohousing, Kollektivhus för äldre, Seniorbofællesskab, Gemeenschappelijk Wonen van Ouderen ...)

9.

Jubilares es un modelo sin ánimo de lucro: cada jubilar es una COOPERATIVA DE GESTIÓN INTEGRAL, SIN ÁNIMO DE LUCRO, DE VIVIENDAS ASISTIDAS DE CESIÓN DE USO O DE DERECHO DE SUPERFICIE. Este modelo cooperativo abarata y controla el precio del inmueble: se construye sobre suelo dotacional y en sus estatutos, para conservar el uso, dispone cómo se controla su precio y no permite la especulación. Además la red y el modelo jubilares no es un “holding” empresarial que busca los máximos beneficios. La entidad apoya en la contratación de profesionales cualificadas/os y especializadas/os en el modelo y la experiencia acumulada redunda en ahorros o mejor calidad por el mismo precio. Jubilares evita el fracaso de las iniciativas, pues propone un modelo completo y coherente, con método y referencias concretas y probadas que además acorta los plazos frente a iniciativas "por libre". El ser un modelo sin ánimo de lucro permite anteponer la colaboración sobre la competición, el proyecto colectivo sobre el individualismo, la transparencia sobre el "secreto empresarial". Jubilares siempre intentará que el modelo se extienda y por tanto tratará de conseguir ayudas que sirvan para que pueda llegar a más gente y con mejor calidad.

10.

Jubilares propone una arquitectura sostenible: las personas mayores desean dejar un legado, dejar un mundo mejor a las generaciones que vienen. La sostenibilidad del modelo es energética, pero también económica. Un jubilar se puede construir en suelo dotacional, y se diseña óptimamente para su finalidad. Un jubilar sólo construye lo que necesita y se comparten infraestructuras. Es, por tanto, medioambientalmente más respetuoso y económicamente más abordable y eficaz.

Me interesa, ¿qué hago?

Cada jubilar o cohousing sénior tiene su origen en una inquietud, generalmente compartida por un grupo de amigos que deciden planificar sus años de jubilación juntos. Ese deseo basta para poner en marcha todo el procedimiento: la convicción compartida y capacidad de trabajar en grupo serán los motores que acaben por llevar a buen término ese deseo primero.

Por este motivo es importante comenzar por una buena información. La Asociación Jubilares organiza reuniones informativas gratuitas y sin compromiso para grupos de personas interesadas, de modo que puedan conocer con todo detalle el modelo Jubilares y comprobar si se adecúa a sus necesidades y aspiraciones. Alcanzada esa primera convicción, el resto de pasos, tales como ampliación del grupo hasta un tamaño mínimo, dinámicas de cohesión, talleres de diseño, etc. se sucederán de manera natural.

Para interesados individuales Jubilares ofrece la inclusión en una base de datos hasta la conformación de un grupo compatible que pueda empezar a trabajar.

Escríbenos a la dirección info@jubilares.es o llámanos sin compromiso al número de teléfono +34 683 63 90 28 para organizar una reunión con tus amigas y amigos o apuntarte a una lista de espera.

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Jubilares diseña y dinamiza el proceso participativo intergeneracional de Coslada para combatir el edadismo: tres talleres con jóvenes y mayores de la ciudad ponen de manifiesto cómo los espacios de encuentro permiten construir modelos de convivencia entre personas diversas que desactivan esta forma de discriminación. «Contra el edadismo, solo sé tú mismo/a». Con este eslogan,

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10 características de un jubilar

Otros modelos tienen alguna de estas características... pero no todas simultáneamente:

1.

Participación en el proceso: un jubilar (o cohousing sénior) no es una promoción inmobiliaria. Es una iniciativa desarrollada por sus futuros/as residentes. Por eso es tan importante profundizar en las relaciones de la comunidad y dotarse de herramientas que permitan trabajar colectivamente. La recompensa es el afianzamiento de lazos gracias al proyecto común y el sentimiento de orgullo de haber construido algo que es interesante y beneficioso para sus miembros y para su entorno social y familiar. Este espíritu se transmite a los/las nuevos/as vecinos/as y hace que el jubilar funcione como tal muchos años después de su creación.

2.

Diseño específico e intencionado: se lleva a cabo el programa que proponen las personas copartícipes, en el que pueden influir aficiones concretas, creencias o hábitos culturales. Además, el edificio es "amigable", esto es, más que accesible o adaptado: es un entorno de gran calidad ambiental, y adaptable para cualquier nivel de dependencia con intervenciones menores. También influyen en el diseño las intenciones y objetivos sociales que tienen los residentes del Jubilar, pues ese programa puede intergarse y definir parte del complejo. En definitiva es imposible que un promotor inmobiliario pueda “ofrecer” un producto tan adaptado, específico y rico en contenido como el que es capaz de proponer el propio grupo de mayores.

3.

Áreas comunes como “parte o suplemento o extensión” de la vivienda: las áreas comunes son el corazón del jubilar. Sirven al modelo de convivencia que diseñan los vecinos y a las recomendaciones derivadas de la AICP, y son la herramienta más importante para luchar contra el aislamiento y la soledad. Pero además son la extensión de la vivienda privada. En un jubilar las zonas comunes están abiertas y a disposición de todos pues se llevan a cabo de acuerdo con sus intereses y todos saben por qué y para qué se han hecho. Al principio hay quien piensa que se muda a un piso más pequeño. Luego comprueba que con menos metros cuadrados tiene una vivienda mucho mejor preparada para recibir invitados o llevar a cabo actividades que no podía realizar en su vivienda anterior. Las zonas comunes son el valor más seguro y más atractivo.

4.

Gestión total de los residentes de su comunidad: un jubilar no es una institución (residencia o vivienda tutelada). Sus vecinas/os llevan la gestión de su jubilar, que no es muy distinta de la de una comunidad de vecinos convencional. Posee, eso sí, una importante seña de identidad: quienes hacen un jubilar quieren ser buenas/os vecina/os. Es fácil imaginar la enorme fuerza que tiene la coincidencia de este principio. Además, la gerontología moderna se basa en la independencia y la autonomía de la persona como base de su dignidad como ser humano. La comunidad contrata los servicios que desee a distintos agentes especializados que se ponen al servicio de las decisiones de la comunidad.

5.

No tiene una estructura piramidal: no hay jefes. No hay dirección médica o gerente. Es una comunidad de vecinas/os que organizan más cosas conjuntamente que en una comunidad al uso. El gestor de AICP de cada jubilar no puede ordenar a sus integrantes hacer lo que no desean.

6.

La economía de cada usuario permanece en el ámbito privado: no es una comuna. Sus habitantes toman decisiones sobre gastos comunes, cómo afrontarlos y con qué grado de solidaridad compartir los gastos asistenciales, si aparecen, desde sus posibilidades individuales, como una comunidad de vecinos-propietarios. No obstante, un jubilar es una cooperativa sin ánimo de lucro y, como tal, puede conseguir ayudas o hacer convenios; colectivamente puede conseguir las ayudas económicas a las que tenga derecho.

7.

Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP): la AICP aconseja sobre hábitos saludables, supervisa el diseño propuesto por la comunidad y también los cuidados sanitarios cuando se necesitan y, dado que el gestor o gestora conocerá durante largo tiempo a quienes viven en cada jubilar, podrá ayudar a las personas mayores a tomar decisiones con su entorno afectivo. En todo caso, y si llega, hablamos de una asistencia a demanda, “sin bata”, integrada en la vida cotidiana. La AICP es a medida e individualizada.

8.

Jubilares se configura como una gran asociación en RED: esta red estará formada por los distintos jubilares y ayudará a que las personas puedan intercambiar su vivienda si han de mudarse y a otras apuntarse a grupos ya formados o en formación. La entidad fomentará el intercambio de conocimientos, será el lugar donde puedan encontrarse gentes remotas que quieren coincidir y aprovechar la fuerza común para la mejora del modelo. También quiere ser parte del modelo internacional (Senior cohousing, Kollektivhus för äldre, Seniorbofællesskab, Gemeenschappelijk Wonen van Ouderen ...)

9.

Jubilares es un modelo sin ánimo de lucro: cada jubilar es una COOPERATIVA DE GESTIÓN INTEGRAL, SIN ÁNIMO DE LUCRO, DE VIVIENDAS ASISTIDAS DE CESIÓN DE USO O DE DERECHO DE SUPERFICIE. Este modelo cooperativo abarata y controla el precio del inmueble: se construye sobre suelo dotacional y en sus estatutos, para conservar el uso, dispone cómo se controla su precio y no permite la especulación. Además la red y el modelo jubilares no es un “holding” empresarial que busca los máximos beneficios. La entidad apoya en la contratación de profesionales cualificadas/os y especializadas/os en el modelo y la experiencia acumulada redunda en ahorros o mejor calidad por el mismo precio. Jubilares evita el fracaso de las iniciativas, pues propone un modelo completo y coherente, con método y referencias concretas y probadas que además acorta los plazos frente a iniciativas "por libre". El ser un modelo sin ánimo de lucro permite anteponer la colaboración sobre la competición, el proyecto colectivo sobre el individualismo, la transparencia sobre el "secreto empresarial". Jubilares siempre intentará que el modelo se extienda y por tanto tratará de conseguir ayudas que sirvan para que pueda llegar a más gente y con mejor calidad.

10.

Jubilares propone una arquitectura sostenible: las personas mayores desean dejar un legado, dejar un mundo mejor a las generaciones que vienen. La sostenibilidad del modelo es energética, pero también económica. Un jubilar se puede construir en suelo dotacional, y se diseña óptimamente para su finalidad. Un jubilar sólo construye lo que necesita y se comparten infraestructuras. Es, por tanto, medioambientalmente más respetuoso y económicamente más abordable y eficaz.