“El edadismo no es un problema de las personas mayores, sino de toda la sociedad»

FOTO CHARO CONCEJALA xs

Entrevista con Charo Arroyo, concejala delegada de Servicios Sociales y Mayores del Ayuntamiento de Coslada.

Coslada ha presentado su “Proyecto Intergeneracional para la Sensibilización sobre el Edadismo y la Promoción del Buen Trato”, una iniciativa que aspira a transformar, mediante una campaña de sensibilización, la mirada de la ciudadanía cosladeña sobre una forma de discriminación muy asentada y que, con frecuencia, pasa desapercibida: el edadismo.

El proyecto comenzó el año pasado con tres talleres en los que participaron 113 jóvenes y mayores de la ciudad y que fueron coordinados por el equipo técnico de Jubilares. A partir de distintas dinámicas orientadas a estimular el diálogo y la participación, el objetivo era identificar estereotipos y prejuicios asociados a la edad, proponer soluciones para superarlos y poner en común los hallazgos en un encuentro intergeneracional que reunió a estudiantes de instituto con personas voluntarias de más de 65 años.

Además de propiciar la colaboración de jóvenes y mayores, este trabajo de inteligencia colectiva también tenía como finalidad elegir el eslogan de la campaña de sensibilización que el Ayuntamiento ha puesto en marcha hace unos días y que culminará en el mes de mayo, coincidiendo con la Semana de Mayores 2025. El lema elegido es “Contra el edadismo, solo sé tú mismo” y aparece acompañado de fotografías de las personas participantes y de distintos mensajes que quieren ser una llamada de atención para sus vecinos y vecinas de Coslada.

“Uno de los grandes hallazgos de los talleres y que tiene su reflejo en la campaña, es que tanto jóvenes como mayores se sienten discriminados por su edad. La discriminación por razón de edad está presente en nuestro día a día sin darnos cuenta”, afirma Charo Arroyo, concejala delegada de Servicios Sociales y Mayores del Ayuntamiento de Coslada. En su opinión, esto demuestra que “el edadismo no es un problema de las personas mayores, es un problema de la sociedad en la medida que somos cómplices y nos callamos”.

Con esta campaña, la concejalía de Servicios Sociales y Mayores aspira a “que toda la sociedad entienda esta forma de discriminación” y que sus mensajes sirvan para “informar y formar”. Para ello, desde el Ayuntamiento decidieron que las personas participantes se erigieran en las “protagonistas para concienciar y sensibilizar sobre lo que es el edadismo y sus consecuencias en la sociedad”.

“La participación es la mejor forma de ver qué necesita la sociedad, qué problemáticas hay y qué posibles soluciones se pueden dar. Por eso, lo mejor era escuchar a mayores y jóvenes. Las Administraciones estamos aquí para proteger, para cuidar, para hacer políticas para las personas, pero nadie mejor que las personas para indicarnos el camino que debemos seguir”, subraya.

La participación y el diálogo entre iguales como motor de unas políticas de inclusión renovadas

Del trabajo en los talleres, Charo Arroyo confiesa que le impactó ver la confluencia de ideas de personas tan aparentemente diferentes. “Se vieron como iguales, como personas que estaban en ese taller poniendo sus ideas encima de la mesa. Y ese vínculo que se creó como iguales creo que no se romperá”.

La responsable de la concejalía de Servicios Sociales y Mayores apuesta por la continuidad de estos espacios de encuentro, tanto intergeneracionales como de otro tipo, porque “nos ayudan a ponernos en el lugar del otro, a entender mejor por lo que está pasando y, desde una perspectiva distinta, buscar posibles soluciones. Eso nos permite no solo a conocer mejor a la persona, sino a ver qué podemos hacer para mejorar su vida o para eliminar la discriminación que hay en nuestro entorno”.

En esta línea, Arroyo apuesta por una mirada renovada hacia las políticas de inclusión. “Cuando hablamos de políticas inclusivas solemos pensar únicamente en la accesibilidad, algo en lo que, por supuesto, hay que avanzar, pero me refiero a políticas, actividades, talleres… que no sean solo ‘para personas mayores’ o ‘para jóvenes’ sino en las que pueda haber personas de distintas edades y que todas las áreas municipales trabajen transversalmente para eliminar esa discriminación”.

Por eso, asegura, este “no es un proyecto de tres o cuatro meses, sino que queremos ir más allá, que sea algo constante en nuestra política. Somos ambiciosos. Queremos una sociedad mucho mejor, sin ningún tipo de discriminación. Por eso debemos seguir trabajando, para que no solo esas 113 personas que han participado sientan que deben hacer algo por erradicar el edadismo, sino ampliarlo a toda la ciudadanía cosladeña”.

Charo Arroyo cree que este tipo de iniciativas son el mejor antídoto ante el riesgo de retroceso en materia de derechos humanos. “La Administración, especialmente la Administración local que es la más cercana, tiene que estar al lado de la ciudadanía, de lo que necesita la ciudadanía: una educación pública de calidad, una sanidad pública de calidad, unos servicios sociales acordes a las necesidades en cada momento”.

Un paso más en el compromiso de Coslada con la Red de Ciudades y Comunidades Amigables

Coslada enmarca este proyecto intergeneracional para erradicar el edadismo dentro de su compromiso con la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores de la que forma parte. Esta Red la promueve a nivel mundial la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, en España, la coordina el IMSERSO. A partir del diagnóstico elaborado en 2018, también con el asesoramiento técnico de Jubilares, esta ciudad madrileña ha seguido dando pasos para dar respuesta a las inquietudes y necesidades expresadas en aquel momento por las personas mayores. En este caso, Coslada contribuye también a otras dos grandes iniciativas de la OMS vinculadas al envejecimiento: la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030, cuyo primer ámbito de actuación es “cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad y el envejecimiento” y la Campaña mundial contra el edadismo que, a nivel global, trata de visibilizar un problema con serios efectos en la salud y el bienestar de la población.