El inevitable gran salto de las residencias de mayores

Quizá esta jornada marque un hito en la aplicación de la Atención Integral y Centrada en la Persona. No escuchamos la típica letanía sobre “lo que habría que hacer”: ayer nos mostraron experiencias reales, emocionantes por cuanto abren una vía de trabajo eficaz, gratificante y humana.

El inevitable gran salto de las residencias de mayoresEl pasado martes 9 de abril tuvo lugar en Madrid el primer Foro Sociosanitario SENDA organizado por el grupo de mismo nombre con la colaboración de los Servicios Sociales de Castilla y León. Bajo el título “Modelos de excelencia en la atención sociosanitaria” se presentaron distintas experiencias, públicas y privadas, en la implantación de un nuevo modelo para las residencias de mayores.

Para la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de Castilla y León el detonante para iniciar la experimentación del nuevo modelo en sus Residencias fue la evidente y creciente divergencia entre la demanda y la oferta residencial existente, que resulta en un porcentaje de desocupación del 22%. En ese panorama urge acercar la oferta a la población, haciéndola más atractiva y próxima.

Con este fin, y apoyándose en la experiencia y conocimientos de la Fundación Pilares e INGEMA, adoptan un modelo basado en Unidades de Convivencia y Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP). No estamos hablando de ningún invento nuevo, sino de un modelo largamente experimentado en países como Suecia, Alemania o Dinamarca.

El cambio de modelo afecta a todos los aspectos, desde ambientales hasta organizativos. Se trata de un planteamiento radicalmente distinto, en el que es la institución la que se adapta a las características y deseos de cada residente y no al revés.

La organización de los centros se realiza mediante Unidades de Convivencia, conjuntos de unos 12 residentes, con habitaciones individuales y una zona común con cocina-comedor-estar, en una ambientación hogareña (ni sanitaria ni hotelera) marcada por la personalización y la apropiación mediante muebles y objetos personales. La dinámica se basa en respetar al máximo la autonomía de cada residente, poniendo énfasis en potenciar las capacidades que cada uno conserva en lugar de clasificarlo según las que ya ha perdido. Se le dota de mayor capacidad de decisión en sus rutinas diarias: qué y cuánto comer, cómo vestir, qué actividad hacer en cada momento.

La metodología arranca con el conocimiento de la Historia de Vida de cada persona, una información más compleja y rica que un test de dependencia,  pues recoge todos sus aspectos vitales, lo que cada persona fue y lo que quiere ser. Se conoce así qué actividad tiene sentido para cada persona, y por lo tanto le motiva y le hace desear retomar el control de su vida, venciendo la dependencia que genera la institucionalización. Es por tanto natural que las tareas cotidianas se conviertan en eje de la actividad, mostrando además todo su potencial terapéutuico, y ayudando a cada uno a cuidar de sí mismo hasta donde puede seguir haciéndolo. El modelo también se apoya en la figura del profesional de referencia, pues apuesta por la proximidad y la continuidad como las mejores armas para el conocimiento y el seguimiento de la evolución de cada residente.

Bajo este modelo las Residencias se convierten en  hogares, flexibles y abiertos a las familias para su presencia y colaboración. Entornos cálidos en los que el residente pueda desarrollar su propia vida, con los apoyos que necesite.

Las experiencias piloto realizadas en la Residencia Los Royales de Soria y la Residencia Lacort Viana en Viana de Cela (Valladolid)  fueron presentadas con una alta dosis de rigor y realismo, y lograron transmitir la ilusión y motivación que sus progresos generan en sus gestores, equipos profesionales, residentes y familiares.

La sensación que deja la presentación del modelo y su avance es que no hay vuelta atrás. Es necesario el reconocimiento al esfuerzo y trabajo durante todo este tiempo a tantas residencias tal y como las conocemos, donde multitud de profesionales se han desvivido para atender de la mejor manera posible a sus residentes. Pero ante el descubrimiento y conocimiento de las nuevas opciones, desarrolladas y testadas, sólo cabe rendirse a la evidencia: el cambio es inevitable.

Los pilotos en desarrollo deberán arrojar datos sobre las cuestiones por afrontar y mejorar (estructura del coste económico, ratios de personal, marco jurídico de responsabilidad, …). Pero ya nos han mostrado que el cambio ha de ser sereno y progresivo, basado en la concienciación e implicación de residentes, personal y familia,  con la calma que cualquier adaptación requiere.

Y desde luego, dejaron sin argumentos para eludir el desafío de un cambio de paradigma imprescindible.

La realidad parece apuntar que el mayor reto de inversión económica podrá ser la remodelación física de las Residencias Tradicionales, dependiendo mucho de su situación de partida. Desde luego, aquellas que tienen habitaciones de menos de 20 m² para dos residentes están más lejos que las que hayan apostado hace tiempo por espacios mayores.

Pero el modelo al menos muestra una opción existosa y deseable, y que, desde el punto de vista de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de Castilla y León puede solucionar la alta desocupación. Quizá sea mejor una habitación individual ocupada que una doble vacía.

La especial virtud de esta jornada fue mostrar una realidad, no una mera teoría. Y esa realidad es esperanzadora e ilusionante pues no vincula la calidad al dinero, sino a una metodología coherente e integral, que coloca en el centro al ser humano.