Un fenómeno mundial: cada vez hay más personas mayores (vivimos más años) en el conjunto de una población donde cada vez hay menos jóvenes (debido al paulatino descenso de la natalidad). Todos los días escuchamos o leemos noticias sobre “el problema” del envejecimiento, trasladando de forma más o menos consciente una imagen estereotipada que sitúa a las personas mayores como el origen de los males de esta situación:
Las proyecciones demográficas hacia el temido 2050 a menudo se superponen a la coyuntura de crisis económica global (elevado paro, escasez de cotizantes, economías en recesión…) y en contadas ocasiones se anticipa en el análisis una situación que tenga en cuenta ese mundo de oportunidades que el aumento de personas mayores ofrecerán a la sociedad: por ejemplo como consumidores, o como recursos humanos de alto valor por ejemplo por su experiencia o madurez ante las tomas de decisiones.
José Luis de la Serna, en su artículo de El Mundo de esta semana se centra en la salud: aquí el reto está en la imposibilidad de un sistema sanitario que debería hacer frente a una cifra desorbitada de dolencias achacables a la edad. Este médico cifra en un 75% las causas debidas al estilo de vida y las desigualdades sociales, e incide en el problema de la soledad como causa de deterioro de la salud, y la necesaria implicación y compromiso personal como clave en el desarrollo de la medicina y solución para mantener nuestra propia salud.
En cualquier caso, aunque decimos que el fenómeno del envejecimiento de las poblaciones es mundial, la experiencia de envejecer es muy distinta según en qué lugar del planeta se viva. Así, en una serie de estudios de la revista “The Lancet” se muestra un panorama donde “en la mayor parte de los países de mundo el bienestar subjetivo desciende con la edad, salvo en los países anglosajones con elevados ingresos”
Vivir en un país rico desde luego ayuda al bienestar de las personas mayores, pero se pueden añadir matices. El pasado día 6 de noviembre tuvo lugar el encuentro “Derechos y Bienestar. Una sociedad para todas las Edades”, convocado por la Mesa Estatal por los Derechos de las Personas Mayores. Un acto que sirvió, tras la exposición de varios expertos sobre el tema, para presentar el informe Agewatch 2014 (Índice Global del Envejecimiento) realizado por Helpage.
Este informe, como comentábamos hace un año, pretende aportar una visión acerca del bienestar económico y social de las personas mayores de todo el mundo, analizando de forma cuantitativa distintos indicadores dentro de los ámbitos seguridad de ingresos, estado de salud, competencias (educación y empleo), y entorno favorables.
España está situada en el puesto 21, siendo el tercer país de la lista en cuanto al estado de salud. Pinchando en la imagen se puede observar con más detalle la valoración de cada uno de los indicadores para nuestro país (en inglés). El resumen del informe en español se puede descargar aquí.
Población envejecida: ¿decadencia o prometedora revolución?
Julio Pérez Díaz, demógrafo del CSIC, presentó en la mesa comentada una reformulación del asunto que estamos tratando: el mal llamado “envejecimiento poblacional” es una expresión que simplemente pretende alarmar. Hace un siglo, cuando la esperanza de vida al nacer era de menos de la mitad que hoy, Spengler escribía La Decadencia de Occidente, y posteriormente las dictaduras comenzaron a imponer políticas natalistas para contener ese supuesto peligro de la reducción del número de nacimientos. Según Pérez Díaz la realidad desmonta esa “decadencia”. Lo que podemos observar empíricamente es que ha ocurrido todo lo contrario: no solo vivimos más , sino que hemos logrado hacer “mejores” seres humanos: mejor cuidados, con mejores estudios… en definitiva vivimos mejor.
La clave de todo ello no son las políticas públicas ni la consecución de objetivos previamente diseñados (no vivimos más porque nos lo hayamos propuesto) sino sobre todo por un cambio de valores y de comportamiento de las personas (por ej. nos cuidamos más). Pérez Díaz afirma que la situación que vivimos se explica principalmente desde la “Teoría de la revolución reproductiva”: la liberación de la mujer va acompañada de la transformación de una sociedad cada vez más productiva, más “eficiente” en el sistema reproductivo: hoy en España tenemos una media de 1,3 hijos por mujer, pero también también hay que pensar que no necesitamos tener 4 ó 5 hijos para lograr que sobreviva alguno (ya no mueren el 50% de los niños menores de 5 años, como ocurría hace un siglo).
“Mejorar la eficiencia reproductiva es una fórmula de éxito en todo el planeta”. La revolución va extendiéndose en todo el mundo, aunque existen grandes desigualdades. En todo caso, concluyó Pérez Díaz, “demográficamente entramos en una etapa llena de promesas”.
Esas promesas se pusieron de manifiesto en la mesa cuando la doctora Laura Ponce de León habló de un hecho extraordinario, el que sitúa a las personas mayores hoy como “salvadores de la familia”. Cuando son ellas las que están poniendo los medios económicos para que subsistan todos los integrantes del núcleo familiar, cuando son ellas las que se están ocupando de los nietos mientras sus madres y padres trabajan… entonces “¿quién es el dependiente?”.
El informe Agewatch 2104 se centra en la cuestión de las pensiones. Según Toby Porter, Director Ejecutivo de HelpAge International “La velocidad sin precedentes a la que está envejeciendo la población mundial supone un reto para los responsables de las políticas” . “Solo si actúan ahora tendrán la oportunidad de cubrir las necesidades de sus ciudadanos y mantener sus economías”. Casi todos los países tienen algún tipo de pensión pero en las últimas dos décadas ha habido un gran incremento de las pensiones no contributivas o “pensiones sociales” financiadas a través de los impuestos. Ahora existen en más de 100 países y tienen el potencial de crear un ingreso básico regular para las personas mayores más pobres.
Y es que, como dijo en la misma mesa del día 6 de noviembre la Secretaria General de la OISS Gina Magnolia Riaño, las pensiones contributivas (las que dependen de las cotizaciones por el trabajo) son una fuente de injusticia social en lugares como América Latina, donde existe un altísimo nivel de trabajo informal. Es fundamental comprender que se es ciudadano independientemente de tener un trabajo formal. Es necesario implementar “políticas para dar techo, para garantizar derechos, independientemente del trabajo. Se trata del reconocimiento a la dignidad de las personas.”
Charles Knox-Vydmanov, coautor del Global Age Watch 2014, explicó el relativamente bajo coste de este tipo de pensiones (sociales, o “no contributivas”) en todos los países. Se pueden calcular en la página www.pension-watch.net para cada uno de ellos.
La respuesta está en las personas implicadas
¿El desafío es tan solo un sistema de pensiones sostenible? Hablamos de sostenibilidad como la forma de satisfacer las necesidades de la sociedad actual sin comprometer las de generaciones futuras. Ahí está el reto.
La solución a un problema complejo fácilmente implicará a muchas áreas de trabajo. Hemos de reinventar todo un sistema dirigido a un tipo de sociedad con necesidades cambiantes. El geógrafo Jared Diamond, en esta interesante charla TED simplifica la cuestión oponiendo nuestra sociedad “tradicional” a una “moderna”. La futura sería una sociedad que recupera algo de aquélla primera. En todo caso el cambio se fundamenta en una reformulación de valores y la adopción de recursos humanos (lo que él llama “utilidad” de las personas mayores):
Visto todo ello… ¿quién hará frente a ese desafío que plantean las personas mayores? Evidentemente, las propias personas mayores. La respuesta a “la falsa alarma del envejecimiento poblacional” está en nosotros mismos. Seremos los que redefinamos nuestros valores, los que asumamos la responsabilidad que hoy las instituciones han robado a las propias personas, seremos las que señalemos otras vías de distribución de los recursos, nuevos (o renovados) sistemas sociosanitarios, de seguros o residenciales… Por suerte, como dice Jared Diamond, los viejos “son mejores que los jóvenes supervisando, administrando, asesorando, pensando estrategias, sintetizando, enseñando y concibiendo planes a largo plazo”. Así, mientras los jóvenes se asustan con un futuro amenazador, las personas mayores iremos paso a paso transformando ese mundo prometedor en que vivimos.