Los cuidados como compromiso y forma de vida en el cohousing

Mesa cuidados tarde Foro1

Jubilares participó en la mesa del Foro de Vivienda Cooperativa Sénior dedicada a los modelos de cuidados desde una visión global más allá de la dependencia. Javier del Monte, coordinador de proyectos de Jubilares, y Lourdes Bermejo, coordinadora del taller de cuidados en el cohousing que ha se ha desarrollado en el marco del programa Comunidades de Cuidados, compartieron algunos hallazgos de dicho programa y defendieron la necesidad de cambiar nuestra visión de los cuidados y de la dependencia mediante la formación y el trabajo personal y grupal.

Incluida el programa del Foro, que se está celebrando los días 29 y 30 de noviembre en Donostia, esta mesa estuvo moderada por Aurora Moreno, cooperativista de Walden XXI (cohousing sénior ubicado en San Felíu de Guixols, Girona) y contó también con la participación de Elena Pozo, investigadora de diseño arquitectónico del Instituto Matia. El diálogo entre todas estas voces expertas aportó varias claves sobre lo que se entiende por cuidados en una comunidad de cohousing o viviendas colaborativas sénior.

“El cuidado de las personas es un compromiso y una forma de vida. La comunidad y los cuidados están en el núcleo de nuestros proyectos”, destacó Aurora Moreno, que destacó la importancia de aprender a cuidarnos (el autocuidado como punto de partida), a cuidar y a dejarnos cuidar cuando lo necesitamos.

El programa Comunidades de Cuidados ha tratado de dar respuesta a este desafío creando una metodología de trabajo práctica, denominada Taller 3, en la que han participado siete cooperativas durante más de un año: Abante Jubilar Sevilla, Alicante Ágora, Alicante Convivencia, Axuntase, El Ciempiés, Jubilar Villa Rosita y Walden XXI. Como explicó Lourdes Bermejo, gerontóloga y pedagoga encargada del diseño y la ejecución de este taller se mostró confiada en que lo aprendido “puede ser de ayuda para muchas personas y grupos que están en proceso de crear comunidades de cohousing”.

Partiendo de la hipótesis de que los cuidados son un asunto complejo y en muchos casos un verdadero tabú, la metodología del Taller 3 ha propiciado un espacio de reflexión personal y grupal que no es frecuente. Es raro que se hable entre parejas o grupos, señaló Lourdes Bermejo, y “no había procesos creados para esa reflexión y planificación que empiece a abordar los cuidados desde ya, no solo cuando lleguemos a situaciones de gran fragilidad”.

La reflexión que ha priorizado el taller tiene que ver fundamentalmente con dos escenarios: los cuidados hoy, entendidos como la relación que se establece entre las personas socias de una cooperativa de cohousing y su reflejo en sus sistemas de gobernanza, y los cuidados que se necesitan en situaciones de gran fragilidad o dependencia.

En el caso de la gobernanza, “en el proyecto henos descubierto que hay muchos modelos de gobernanza que por la forma en que se ejercen (egos, roles aprendidos…) no se cuidan las relaciones y que todo el mundo tenga el mismo derecho a la participación”, aseguró Bermejo, que recordó la importancia de “cuidar vínculos y relaciones: el cómo es muy importante”.

En cuanto a los cuidados a la dependencia, planteó las dificultades que existen para imaginarnos a nosotras mismas en esa situación. Lourdes Bermejo planteó varias preguntas que el Taller 3 hace explícitas: “¿Cómo seré capaz de recibir esos apoyos o cuidados? ¿Qué papel tiene el autocuidado, es un derecho o una decisión de grupo impuesta? ¿Si nos cuidamos muchísimo vamos a evitar la dependencia? Hay personas y grupos que no quieren oír hablar de vejez: ¿no te gusta la palabra o tienes miedo de lo que hay detrás de esa palabra?”.

El objetivo de Comunidades de Cuidados y de Jubilares con este Taller 3 no ha sido obtener un resultado en forma de documento, de estrategia de cuidados. Lo importante, según señaló esta experta, es “el proceso de capacitación de todos los participantes, que haya una revisión de lo que sabemos, cómo hacemos en la práctica para no caer en modelos paternalistas o de cuidados de los que queremos huir (que sin querer podemos reproducir muy fácilmente porque es lo que conocemos), que los modelos estén basados en el modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona”. También recordó que, en el seno de las cooperativas, pueden coexistir distintas actitudes y valores hacia esa idea de los cuidados, o aspectos en los que a lo mejor no estamos de acuerdo.

Próximamente se publicarán en la web de Comunidades de Cuidados los documentos que han resultado del trabajo con las siete cooperativas mencionadas: una guía que sistematiza el desarrollo del Taller 3 y un modelo de estrategia de cuidados —en la que han colaborado muchas otras personas del grupo sénior de REAS— que ofrece un punto de partida para los grupos que están en proceso y quieran contar con una planificación propia de los cuidados.

Cohousing sénior como modelo de comunidades de cuidados: una cuestión de derechos

En línea con el trabajo descrito por Lourdes Bermejo, Javier del Monte agradeció a las siete cooperativas participantes en el proyecto Comunidades de Cuidados su participación, así como a las personas de REAS por su contribución. Al comienzo de su intervención recordó que, esta colaboración tan amplia del movimiento del cohousing es la que ha ayudado a generar las propuestas que Jubilares ha trasladado a la Secretaría de Estado de Derechos Sociales y al IMSERSO para la reforma de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y de Atención a las Personas en Situación de Dependencia (LAPAD), cuyas novedades adelantó la directora general del IMSERSO en la sesión matinal del Foro.

El representante de Jubilares y coordinador de Comunidades de Cuidados recordó, como punto de partida de su exposición, que el derecho a los cuidados al que tratan de dar respuesta las iniciativas de cohousing sénior tiene un soporte legal claro en el derecho a una vivienda digna y adecuada que recoge la Constitución, el derecho a elegir dónde vivir y con quién consagrado en la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad y la propia LAPAD, que recoge el derecho subjetivo de ciudadanía a la autonomía personal, entendida como la capacidad de decidir cómo vivir de acuerdo a nuestras preferencias.

Del Monte recordó los principios fundamentales que definen el cohousing sénior como modelo de comunidades de cuidados: autopromoción, autogestión, diseño colaborativo, gobernanza democrática, no lucro, equilibrio entre la vida privada y la comunitaria. Los cuidados, señaló, “están relacionados con lo que quiero y lo que necesito. El cuidado requiere disposición, información, previsión antes de la acción de cuidado, que genera bienestar, agradecimiento y conciencia”.

El coordinador de proyectos de Jubilares identificó dos elementos en torno a los cuales se organizan los cuiados en el cohousing o viviendas colaborativas: “una infraestructura dura” (entorno construido, orientado a la comunidad, con condiciones dignas y adecuadas, accesibilidad y adaptabilidad para acoger necesidades especiales) y una “infraestructura blanda”, que tiene que ver con el sistema de gobernanza, la existencia de un proyecto social (que puede concretarse en un marco de convivencia), una cultura colaborativa (basada en el consenso, la comunicación no violenta, etc.) y el propio mantenimiento de esta infraestructura blanda, algo que —como reconocio— “cuesta mucho”.

Javier del Monte finalizó su intervención en la mesa del Foro de Donostia planteando algunos de los retos de las cooperativas de cohousing que aspiran a ser un hogar para toda la vida. El primero de ellos tiene que ver con el hecho de que está plenamente asumida la inevitabilidad de la institucionalización en caso de dependencias de grado 2 o 3. Sin embargo, defendió, “hay referentes” de que es posible cambiar ese automatismo. Con una imagen de la novela gráfica Arrugas donde se muestra el miedo/rechazo al piso de arriba, donde van a parar las personas con dependencia, “es posible” optar por entornos hospitalarios o personalizados, evitar la segregación de las personas con dependencia severa.

Otros modelos habitacionales: el caso de Lugaritz (Matia)

Elisa Pozo, arquitecta e investigadora de Matia, presentó el caso de Lugaritz, un proyecto de alojamientos con apoyos en Donostia impulsado por Matia. Se trata de 54 viviendas de alquiler en un complejo que incluye zonas comunes para la socialización, un centro de día, cafetería y las propias dependencias de la Fundación Matia. El diseño tanto de las viviendas, para que incluyan apoyos a medida que se necesiten, como de todo el complejo, abierto al barrio, contribuyen a generar espacios de vida no hospitalarios.

“La vivienda sigue siendo vivienda y no tenemos que irnos a un edificio más hospitalario o un equipamiento desconectado de la sociedad y de la comunidad”, destacó Elisa Pozo. Lugaritz contempla los cuidados, un diseño adecuado y una organización que acompañe, en este caso mediante la figura de una gestora de caso. Otro aspecto importante es que tiene en cuenta a las personas cuidadoras, para que puedan seguir cuidando pero también tengan espacios propios para autocuidarse.

Elisa Pozo subrayó que, tanto en materia de cuidados como de diseño arquitectónico se trabaja con modelos obsoletos y reivindicó la necesidad de innovar.

En el cierre de la mesa, su moderadora tomó la palabra para expresar su deseo de que a los futuros proyectos de cohousing o viviendas colaborativas “no les cueste tanto como nos está costando a nosotros” y reivindicó un mayor apoyo público en forma de financiación. “Menos armas y más comunidades de cuidados”, reivindicó Aurora Moreno.

La mesa sobre modelos de cuidados: Los Cuidados desde una visión global más allá de la dependencia. Desde la cultura cooperativa de apoyo mutuo a la creación de comunidades que integran de forma sistémica los cuidados para todas las personas hasta el final de la vida puede verse íntegramente en el siguiente vídeo.