¿Me permite el paso?

inmigrante cuida anciano en romaEn el espléndido artículo “Las nuevas parejas piden paso“, del blog de ACCEPLAN, se describen con mucho acierto esos nuevos tipos de parejas que circulan por las calles de hoy:

– Aquellas constituidas generalmente por una persona joven, de procedencia latinoamericana, y una persona mayor que se agarra temerosa pero firmemente a su brazo.

Las que se desplazan en silla de ruedas acompañadas por un familiar o amigo.

Las primeras son “sólidas”, imposibles de separar. Las segundas, gracias a la técnica aplicada a las sillas de ruedas, tienen un poco más de juego: puede que uno de los paseantes se sitúe separado, detrás, etc.

Cuando se piensa en la necesidad de salvaguardar una anchura libre para el paso de personas con alguna discapacidad se suele tomar como referencia la silla de ruedas, que no llega a los 80cm. Sin embargo en la foto se ve cómo una de estas parejas ocupa 150cm. La velocidad del paso también es relevante: requiere contar con el previsible “adelantamiento” de otros peatones…

nuevasparejas_04El reconocimiento del impacto del entorno físico en la vida de las personas, especialmente de aquellas vulnerables, ha llevado recientemente a la formulación de modelos como el de las ciudades amigables, que van más allá de los tradicionales conceptos de accesibilidad, para abordar cuestiones de transporte, ambiente, comunicación, participación, etc.

Una ciudad amigable, según define la guía que se desarrolló en el seno de la OMS, “adapta sus estructuras y servicios para que sean accesibles e incluyan a las personas mayores con diversas necesidades y capacidades”.

La clave para un diseño amigable: la empatía. Sólo poniéndonos en el lugar del otro será posible un diseño ciertamente adaptado a la diversidad de necesidades y capacidades.

Desde Jubilares pretendemos la mejora del entorno de las personas mayores para sean realmente incluidas en la sociedad. Más allá del espacio físico inmediato (la cocina, el hogar, el bloque de viviendas…) la siguiente escala es fundamental para un envejecimiento realmente activo: el barrio, la ciudad… deben permitir no solo el “paso” sino una verdadera experiencia de vida en ellos.