En el artículo de Álvaro Porro publicado en Alterconsumismo el pasado 14 de octubre se plantea una interesante cuestión: ¿Alimentan las pequeñas iniciativas los grandes procesos de transformación social, o ese papel transformador a gran escala es irrelevante o incluso contraproducente para el objetivo “micro” que persiguen? Porque “quizás uno de los retos del creciente universo de iniciativas colaborativas, cooperativas o comunitarias es ser relevantes más allá de sus microcontextos en la construcción de un tejido social que lidere el cambio”.
La pregunta nos interesa porque creemos en la mejora del entorno físico y social de las personas mayores principalmente mediante la creación de iniciativas de pequeña escala, colectivos de moderado número de participantes que, entendiendo que pueden mejorar su entorno logran una oportunidad para su propia vida, y para la de su pequeña comunidad que forman. ¿Se puede ir más lejos? Nosotros pretendemos que sí: nuestra “visión” es llegar a una sociedad inclusiva con las personas mayores, unos barrios, ciudades más solidarios y humanos, donde las personas de cualquier edad y condición encuentren el apoyo mutuo que los hace ser más autónomos y vivir con mayor bienestar. ¿Un pequeño grupo de personas que se construye su hogar puede lograr tamaño objetivo?
La propia consciencia sobre el poder transformador de la iniciativa (por ejemplo, la construcción de un jubilar) llevará a cambios más profundos. Porro afirma que la clave es “tener en cuenta cómo moverse entre escalas“, mirar con “perspectiva para entender las diferencias y las conexiones entre ellas”.
El paso en la transformación social de la pequeña comunidad (por ejemplo, un cohousing de personas mayores) al barrio, el pueblo o la ciudad pasa por el diseño de esos mecanismos que posibiliten el intercambio entre las personas dentro y fuera del jubilar. Pero también la relación entre comunidades lejanas geográficamente (por ejemplo, otros jubilares situados más allá, u otras personas y organizaciones comprometidas con la mejora del medio). Por eso creemos importante la “red de jubilares“. Por eso los socios de nuestra asociación serán las propias cooperativas jubilares.
El artículo muestra otro punto más que nos parece importante destacar: los métodos de diseño, creación y participación en este tipo de iniciativas tienen una enorme fuerza transformadora. “Como observan muchas teorías del aprendizaje muchas veces son las prácticas las que cambian los valores y no al revés”. Y concluye: “Y es que la transición hacia estilos de vida más sostenibles y la extensión de la economía social y solidaria (y nosotros añadiríamos, la necesidad de una creciente autonomía personal) irremediablemente comportan un cambio cultural pero también cambios en el modelo económico y en las estructuras políticas, legales y sociales, es decir una regeneración democrática.”